lunes, 16 de abril de 2012

▲Musica▲


En Mesoamérica florecieron culturas musicales multifacéticas. Tanto los sonidos del ambiente natural como la música instrumental y vocal estaban estrechamente relacionados con los conceptos religiosos. Mientras el origen de los instrumentos musicales tenía raíces mitológicas, el sonido de los instrumentos más sagrados se entendía como la voz de los dioses. Al ser considerados recipientes divinos, los instrumentos fueron tratados con gran respeto, y hasta se les dedicaron templos y altares en donde se les adoraba al lado de estatuas de los dioses de la música y la danza. La investigación de las culturas musicales prehispánicas en Mesoamérica se basa en el estudio de una gran cantidad de artefactos sonoros y de representaciones en las artes, que manifiestan un empleo ritual de la música y la danza. Las fuentes escritas de la época colonial temprana proporcionan informaciones reveladoras. Además, se realizan comparaciones con la música y las danzas de grupos étnicos contemporáneos, en las cuales aún sobreviven elementos prehispánicos con gran profundidad histórica. 
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Los orígenes de la música en Mesoamérica se pierden en la oscuridad de la historia. Sin embargo, es probable que con los primeros pobladores del continente llegaran las flautas de hueso que en el Viejo Mundo ya eran conocidas durante el Paleolítico Superior (40000-10000 a.C.). En el grupo de instrumentos musicales prehistóricos manufacturados por los cazadores-recolectores alrededor de 10000 a.C. se encuentran los silbatos de hueso con una perforación, que producen sonidos de animales. La imitación de sonidos naturales constituía un remedio eficaz y era un medio mágico de comunicación. La imitación de sonidos de animales para la cacería mostró que se podía influir en el ambiente natural por medio del sonido. Probablemente, la evocación ritual de la lluvia por medio de sonajas se originó sobre la base de esta observación.

Entre los hallazgos funerarios de Tlatilco, estado de México, se encuentran trompetas de caracol, lo que indica que había amplias redes de comercio. Al tratarse de instrumentos para llamar, cuyo sonido vibrante se escuchaba a largas distancias, tenían una gran importancia en el culto. Las figurillas de Tlatilco representan músicos con sonajas, tambores y flautas, lo que muestra la complejidad de las actividades musicales durante el Preclásico Medio (1200-300 a.C.). Los vasos silbadores pertenecen al grupo de los fascinantes instrumentos de Tlatilco. Rellenadas con agua, estas vasijas sonaban sólo con el movimiento sin que hubiera necesidad de soplarles, por lo cual se les atribuía una función ritual. La fabricación de flautas en forma de aves, felinos, culebras y otros animales también sugiere un uso ritual, ya que frecuentemente éstos eran considerados como manifestaciones de seres divinos.










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